Se cuenta que los aztecas y otras culturas indígenas elaboraban esta jalea utilizando frutas locales, como membrillo, guayaba y tejocote, mismas que endulzaban con miel de abeja o jugo de caña. Su nombre proviene del náhuatl «atl» que significa agua, tiene sus orígenes en la época prehispánica de América Latina.
Aquí te presento una idea deliciosa y creativa para incluir el ate en tus platillos:
Dos tazas y media de harina
150 gr. de queso tipo gouda
Una cucharada de levadura en polvo
Una taza de agua tibia
Una cucharada de sal
2 cucharaditas de mantequilla
4 cucharaditas de manteca animal o vegetal
Una cucharada de azúcar
Semillas de ajonjolí, opcionalmente
Como primer paso vamos a comenzar colocando en un recipiente de buen tamaño la harina junto con la levadura. Con la ayuda de tus dedos forma un agujero en el centro y después añade el agua necesita estar tibia para que la levadura actúe correctamente, añade un poco de sal, la mantequilla, la manteca y por último el azúcar.
Remueve bien hasta que todos los ingredientes estén perfectamente bien integrados recuerda que debe quedar una masa blanda, que sea fácil, de manipular, en una encimera ligeramente enharinada comienza a amasar durante unos minutos.
Coloca dentro del bol añade un poco de aceite sobre ella, tapa el refractario con papel antiadherente y deja reposar hasta que doble su tamaño durante 30 minutos aproximadamente.
Transcurrido este tiempo comienza extendiendola con la ayuda de un rodillo hasta obtener una plancha lo más delgada posible. Corta cuidadosamente unos círculos de unos 10 centímetros de diámetro utilizando un cortador o un vaso de buen tamaño.
Rellenalas colocando en el centro de los círculos una cucharada pequeña de queso, cortado en cubitos junto con una rebanada de ate de guayaba. Después moja bien los bordes con un poco de agua y dobla de manera que quede la forma de empanada.
Con la ayuda de un tenedor sella los bordes y no olvides pinchar con la ayuda de un tenedor cada empanada tres veces como mínimo para liberar el vapor y que no se abran al freírlas.
Coloca una sarten al fuego alto con aceite suficiente para cubrir la empanada, y fríalas una por una, hasta que estén doraditas.
Si lo deseas tambien las puedes hacer al horno, solo que en ese caso debes dar unos brochazos sobre la masa con un poco de mantequilla derretida. Si gustas puedes decorar con un poco de semillas de ajonjolí antes de meter las empanadas al horno, no olvides precalentar a 180º C. para que esponjen bien.
Deja que se hagan hasta que estén doradas, ¡y ahora si disfruta con la familia esta deliciosa receta!