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Cómo ahorrar agua en la ducha

¿Sabes cuáles son las claves de una ducha eficiente? Todo gira en torno a tres ejes: la duración, la temperatura y el sistema de calefacción que utilizas. Ahorra en tu factura y, al mismo tiempo, adopta hábitos de vida sostenibles.

Cómo ahorrar agua en la ducha

¿Sabes cuáles son las claves de una ducha eficiente? Todo gira en torno a tres ejes: la duración, la temperatura y el sistema de calefacción que utilizas. Ahorra en tu factura y, al mismo tiempo, adopta hábitos de vida sostenibles.

Aunque el baño es una de los lugares de la casa en los que pasamos menos horas al día, es precisamente aquí donde solemos generar un gran gasto de energía y, por supuesto, de agua.

Un cálculo aproximado nos deja con una horquilla de entre 8 y 15 litros de agua gastados por cada minuto de ducha. De media, en una ducha de cinco minutos gastaríamos unos 57,5 litros.

En cuanto al coste en tu factura, existen muchos factores pero si tienes calentador eléctrico serían aproximadamente 15 céntimos de euro por ducha. En este contenido te explicamos cuánto cuesta darte una ducha.

¿Gastar 57,5 litros es mucho o es poco? Depende a quien se lo preguntes. Mientras que el Canal de Isabel II recomienda unos 45 litros de agua por ducha, la Organización Mundial de la Salud se decanta por 95 litros.

¿Qué puedes hacer para que tus duchas diarias sean más eficientes?

Los 3 factores de los que depende el gasto de tu ducha

  1. Duración: es una de los pocos aspectos en los que hay consenso. Prácticamente todos los organismos y especialistas recomiendan 5 minutos. Suficientes para una higiene correcta que no entre en el terreno del derroche.
  2. Temperatura: lo ideal es no superar los 30ºC, bajando todo lo que nuestro confort nos lo permita (hay personas más frioleras que otras). Por debajo de 24ºC se considera agua fría. Por encima de 30ºC nuestra piel puede sufrir inflamaciones que tendrán como efecto secundario molestos picores durante el resto del día. En casos de temperatura extremadamente caliente no son extrañas las bajadas de tensión.
  3. Sistema de calefacción: en este clásico debate todo depende si tu casa tiene o no tiene toma de gas natural. Si la tiene, la caldera suele ser la mejor opción. Pero si quieres profundizar en el tema, te recomendamos este contenido sobre si es mehor una caldera o un calentador.

Medidas para que tú ducha sea más eficiente

Tu margen de mejora para ser más eficiente en la ducha depende, obviamente, de lo que estés haciendo ahora. Damos por supuesto que ya has dejado de llenar la bañera porque una ducha racional siempre será más eficiente que un baño de agua muy caliente. Recuerda que el agua es un bien escaso, cada vez más.

  1. Enjabónate con el grifo cerrado: si te resulta incómodo piensa que mientras lo haces estás ahorrando unos 10 litros de agua por minuto. O lo que es lo mismo: una garrafa llena del tamaño más grande que se suele vender en los supermercados.
  2. Reutilizar el agua: suena complicado y extraño, pero es mucho más sencillo de lo que te imaginas. Existen diversos métodos, desde los más artesanales (poner un cubo bajo el grifo mientras sale el agua fría que dejamos correr hasta que llega el agua caliente) hasta los más sofisticados (que tampoco requieren una instalación compleja). Esa agua que has rescatado del desagüe podrás usarla para fregar el suelo, regar las plantas o rellenar tú mismo la cisterna del váter.
  3. Reducir el caudal: a todos nos gusta un chorro enorme, pero evidentemente esto no es lo eficiente. Puedes reducir el caudal con cabezales eficientes y aireadores, que pueden llegar a recortar en un 50% la cantidad de agua que sale sin por ello afectar al placer de tu ducha.
  1. Grifos monomando: un grifo clásico (con mando de frío y mando de caliente) provoca que perdamos tiempo mezclando temperaturas hasta el momento en que nos sentimos a gusto. Recuerda: cada minuto perdido son entre 8 y 15 litros de agua que no han servido para nada.
  2. Mandos termostáticos: otra vuelta de tuerca que va más allá del monomando y consiste en configurarlo para que el agua salga directamente a la temperatura deseada. Cuestan más que un grifo normal pero, a largo plazo, compensan por eficiencia y ahorro.
  3. Programar el termo: en el caso de que tu sistema de calefacción sea el termo eléctrico, deberías instalar un reloj programador que active el termo solo cuando sea necesario.
  4. Manguera y grifos en perfecto estado: un detalle al que mucha gente no presta atención hasta que las cosas se rompen. Además del engorro (y el gasto) de sustituir una manguera de ducha (o un grifo entero) tienes que pensar en que cada calcificación y cada pérdida aumenta poco a poco tu gasto de agua y, por lo tanto, el importe de tus facturas.