Un “día de gasto consciente” consiste en elegir uno o dos días al mes donde compras solo lo estrictamente necesario y reflexionas antes de gastar. No es castigo ni restricción extrema, sino una pausa para observar hábitos. Este ejercicio ayuda a identificar compras automáticas que normalmente pasan desapercibidas.
Al practicarlo, el cerebro se vuelve más deliberado y menos impulsivo. Empiezas a notar qué gastos realmente te aportan valor y cuáles solo responden al aburrimiento o al estrés. Con el tiempo, esto mejora la toma de decisiones financieras sin sentir culpa ni ansiedad.
Este tipo de autocontrol flexible fortalece la tranquilidad mental. No se trata de gastar menos siempre, sino de gastar mejor y con mayor conciencia.
– Por Paco Corral
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