Tener algo que esperar —una comida especial, una salida corta, una película, un café favorito— genera anticipación positiva. El cerebro libera dopamina no solo cuando disfruta el momento, sino cuando lo espera. Por eso, planear pequeños gustos semanales ayuda a equilibrar el estrés cotidiano.
Esta práctica rompe la sensación de rutina infinita y convierte la semana en una secuencia de momentos agradables, no solo de obligaciones. No tienen que ser gastos grandes ni planes elaborados; lo importante es que sean intencionales y constantes.
Vivir bien no siempre es hacer grandes cambios, sino saber distribuir pequeños placeres de forma inteligente.
– Por Paco Corral
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