La música instrumental especialmente géneros como jazz suave, piano o lo-fi ayuda al cerebro a mantener un nivel constante de enfoque sin distraerse por letras o cambios bruscos. Esto se debe a que los patrones rítmicos repetitivos crean un ambiente mental estable.
Además, escuchar música instrumental puede mejorar la productividad en tareas que requieren creatividad. Al reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo, el cerebro entra en un estado conocido como “flujo”, en el que trabaja con mayor facilidad y menos esfuerzo.
También puede mejorar la memoria. La música suave ayuda a mantener la mente en un rango óptimo de activación, suficiente para estar alerta pero no tanto como para generar ansiedad. Es un recurso sencillo para estudiar, trabajar o escribir.
– Por Paco Corral
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