Sacar a pasear a tu perro o pasar tiempo con tu mascota no solo fortalece el vínculo con ella, también tiene un impacto real en tu salud emocional. Estudios de la Universidad de Harvard señalan que convivir con animales reduce la presión arterial, mejora el estado de ánimo y disminuye los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
El simple acto de acariciar a una mascota o compartir un momento tranquilo con ella genera oxitocina, una hormona asociada al bienestar y a la conexión emocional. Además, los paseos fomentan la actividad física ligera, lo cual ayuda a mantenerte más activo sin sentir que estás haciendo ejercicio. Para muchas personas, tener una rutina con su mascota —alimentarla, jugar, cuidarla— también brinda estructura y propósito, algo esencial para la salud mental.
Y más allá de los datos científicos, hay algo profundamente humano en tener una mascota: te obliga a salir del piloto automático y prestar atención al presente. Cada paseo, ladrido o mirada se convierte en una oportunidad para desconectarte del ruido y recordar que la vida también está hecha de momentos simples.
Por Paco Corral
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