La ropa que usamos cada día no solo refleja nuestra personalidad, también influye en nuestro estado de ánimo y en cómo enfrentamos la jornada. Tener un clóset organizado facilita la toma de decisiones por la mañana, reduce el tiempo perdido y evita la sensación de caos. El famoso “decision fatigue” —el cansancio mental por tomar muchas decisiones— puede reducirse si empezamos el día con menos opciones que generan estrés.
Además, organizar el clóset ayuda a reconectar con lo que realmente usamos y necesitamos, liberando espacio y evitando la acumulación innecesaria. Vestirse con orden y coherencia no solo genera confianza, también puede mejorar la autoestima y el desempeño en situaciones sociales o laborales. Cuidar este pequeño detalle cotidiano impacta más de lo que pensamos en la manera en que vivimos y trabajamos.
Por Paco Corral
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