En una sociedad que glorifica la productividad, tener momentos de inactividad se ha vuelto casi un lujo. Pero desconectarte por completo, aunque sea unos minutos al día, es vital para tu equilibrio emocional.
El “no hacer nada” permite que el cerebro descanse, procese ideas y encuentre soluciones creativas. Además, disminuye el estrés y mejora la claridad mental. No se trata de perder tiempo, sino de darle a tu mente un respiro.
Permítete el silencio, el descanso y la pausa. Muchas veces, en ese espacio de calma, nacen las mejores ideas.
– Por Paco Corral
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