Escuchar activamente no es solo oír; es prestar atención sin interrumpir, sin preparar la respuesta mientras el otro habla y sin mirar el celular. Este tipo de escucha reduce malentendidos, fortalece vínculos y genera confianza inmediata. Las personas que se sienten escuchadas bajan la guardia emocional y se comunican mejor.
Desde la psicología social, la escucha activa mejora la empatía y disminuye conflictos, porque valida emociones aunque no estés de acuerdo. Practicarla implica pequeños gestos: contacto visual, asentir, resumir lo que entendiste y hacer preguntas abiertas. No requiere tiempo extra, solo intención.
Aplicarla en conversaciones diarias —familia, trabajo, amigos— transforma la calidad de las relaciones y te posiciona como alguien confiable y presente.
– Por Paco Corral
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