Aunque vivimos en la era de lo digital, cada vez más personas están redescubriendo la escritura a mano como una forma de terapia. Journaling, caligrafía y cartas escritas se han convertido en herramientas para reducir la ansiedad, ordenar pensamientos y estimular la creatividad.
Escribir a mano activa zonas del cerebro relacionadas con la memoria y la concentración que no se activan de la misma manera al escribir en computadora o celular. Además, tiene un componente emocional: recibir o enviar una carta física transmite cercanía y autenticidad en tiempos de mensajes instantáneos.
Incluso marcas de papelería han aprovechado esta tendencia lanzando agendas y cuadernos diseñados específicamente para journaling, con prompts de gratitud y espacios creativos que ayudan a convertir la escritura en un hábito de autocuidado.
Por Paco Corral.
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