Aunque parezca una práctica antigua, escribir sigue siendo una herramienta poderosa para entenderte mejor. Diversos estudios de la Universidad de Texas han encontrado que plasmar tus emociones en papel ayuda a procesarlas y reducir la ansiedad. No se trata de redactar perfectamente, sino de vaciar la mente sin filtro, dejando que las palabras fluyan.
Llevar un diario o simplemente anotar lo que agradeces cada día puede mejorar tu bienestar emocional y fortalecer la autoconciencia. Cuando escribes sobre lo que sientes, tu cerebro ordena la información y disminuye la carga emocional, lo que te permite tomar decisiones con mayor claridad.
Además, escribir también sirve como testigo de tu crecimiento personal. Al releer tus propias palabras, te das cuenta de cuánto has cambiado, qué te ha dolido y qué te ha hecho más fuerte. A veces, la mejor terapia no está en hablar con alguien más, sino en escucharte a ti mismo a través de lo que escribes.
– Por Paco Corral
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