El minimalismo no solo aplica a los objetos, también a los pensamientos y emociones que cargamos sin darnos cuenta. Esta filosofía propone que, así como ordenar tu entorno físico te da claridad, ordenar tu mundo emocional te devuelve paz.
Según la terapeuta Shira Gill, autora de Minimalista: cómo crear espacio para lo que realmente importa, eliminar vínculos o actividades que ya no te aportan bienestar puede tener el mismo efecto liberador que limpiar un clóset lleno.
Practicar el minimalismo emocional implica tres pasos: identificar lo que drena tu energía, soltar con gratitud lo que ya no suma y dedicar tiempo a lo que realmente nutre tu mente. Es una manera de vivir más ligera, más consciente y, sobre todo, más en paz contigo mismo.
– Por Paco Corral
Nos vemos de 11 a 1 en Giros Puebla de lunes a viernes
