A medida que envejecemos, mantener amistades se complica: horarios de trabajo, responsabilidades, distancias. Pero cuidar esas relaciones trae beneficios reales: estudios en psicología han demostrado que mantener redes sociales estables mejora el bienestar general, reduce la soledad, atenúa la presión del estrés y prolonga la vida.
No necesitas pasar horas cada semana. Un mensaje, una llamada, una salida ocasional o un café informal pueden ser suficientes para mantener la conexión. Lo importante es la constancia. Mantener amistades te conecta con tu historia, te da soporte emocional y te recuerda que no todo es trabajo y obligaciones.
Invertir en relaciones personales es invertir en tu salud mental. Es un hábito sencillo, humano, necesario.
– Por Paco Corral
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