Las metas grandes suelen abrumar. En cambio, dividirlas en micro-metas —acciones pequeñas y concretas— aumenta la constancia y la motivación. Cada micro-meta completada genera una sensación de progreso que impulsa a seguir.
Este enfoque es útil para proyectos largos, hábitos nuevos o cambios personales. En lugar de “hacer ejercicio todo el mes”, planteas “caminar 10 minutos hoy”. El cerebro responde mejor a lo alcanzable que a lo ideal.
Avanzar poco, pero seguido, siempre gana.
– Por Paco Corral
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