Las “cocinas fantasmas” o “ghost kitchens” han crecido con fuerza en los últimos años. Son restaurantes que no tienen mesas ni atención al público, sino que operan únicamente para pedidos a domicilio a través de apps de delivery.
Este modelo permite a los emprendedores reducir costos y enfocarse en la calidad de los platillos. Además, facilita experimentar con nuevas marcas y conceptos gastronómicos sin necesidad de abrir un local físico.
Para los consumidores, representa mayor variedad de opciones y precios más competitivos. Sin embargo, también plantea el reto de cómo generar confianza en un espacio que no se puede visitar. Lo cierto es que las ghost kitchens están transformando la forma en que comemos en casa.
Por Paco Corral.
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