No solo el desorden físico afecta la mente: el desorden digital también pesa. Archivos sin nombre, fotos duplicadas, carpetas caóticas y notificaciones constantes generan una sensación silenciosa de saturación. El cerebro interpreta ese caos como “tareas pendientes”, aunque no seas consciente de ello.
Dedicar tiempo a ordenar archivos, limpiar el correo, borrar apps que no usas y organizar carpetas libera una carga mental real. Muchas personas reportan sentirse más tranquilas y enfocadas después de una limpieza digital, incluso sin haber “hecho” nada productivo en apariencia.
El orden digital también mejora la eficiencia. Encontrar lo que necesitas rápido reduce la frustración y te permite trabajar con más fluidez. No es perfeccionismo: es higiene mental aplicada a la tecnología.
– Por Paco Corral
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