Exponerte brevemente al frío —agua fría en manos o rostro, ducha corta— activa el sistema nervioso y aumenta el estado de alerta. Esta respuesta fisiológica eleva la noradrenalina, mejorando enfoque y energía a corto plazo.
No es necesario hacerlo extremo. Bastan 30 a 60 segundos para sentir el efecto. Muchas personas lo usan por la mañana o antes de tareas exigentes para “despertar” la mente y cortar la inercia.
Usado con moderación, es un estímulo simple que aporta claridad sin café extra.
– Por Paco Corral
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