Cocinar, incluso si no eres experto, tiene un impacto terapéutico comprobado. La acción de cortar, mezclar, oler y crear algo desde cero activa zonas del cerebro relacionadas con creatividad y concentración plena, lo que funciona como una forma de meditación activa. Muchas personas reportan que, mientras cocinan, su mente se calma y sus niveles de ansiedad disminuyen.
Además, preparar comida en casa permite tener más control sobre los ingredientes y porciones, lo que indirectamente mejora la salud y la energía diaria. Cocinar para otros también libera dopamina y refuerza la conexión social, convirtiendo la cocina en un espacio emocionalmente nutritivo.
No se trata de hacer recetas complicadas, sino de disfrutar el proceso. Incluso preparar algo sencillo puede mejorar tu estado de ánimo de forma inmediata.
– Por Paco Corral
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