Ver películas no es solo un pasatiempo, es una experiencia emocional que puede tener un impacto positivo en tu bienestar mental. Diversos psicólogos han demostrado que las historias audiovisuales activan las mismas regiones cerebrales que usamos para procesar experiencias reales. Es decir, cuando empatizas con un personaje, tu cerebro actúa como si tú mismo estuvieras viviendo lo que ves. Esto explica por qué algunas películas nos ayudan a liberar emociones o incluso a comprender mejor nuestras propias situaciones personales.
Además, ver cine puede funcionar como una terapia ligera: ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad, ya que permite desconectarse del mundo exterior y sumergirse en una narrativa diferente. No es casualidad que muchos especialistas recomienden tener “dosis de ficción” semanales para equilibrar la mente. Incluso, ver una película con alguien más fortalece la conexión social, pues compartir emociones —reír, llorar o sorprenderse juntos— crea lazos más fuertes.
Así que la próxima vez que te sientas culpable por pasar dos horas frente a la pantalla, recuerda que también estás cuidando tu salud mental. Escoger historias que te inspiren o te dejen reflexionando puede ser una de las mejores formas de nutrir el alma sin moverte del sillón.
– Por Paco Corral
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