La tradición de comer 12 uvas durante las campanadas de Año Nuevo tiene su origen en España y se extendió a México como parte del intercambio cultural. Cada uva representa un deseo o propósito para cada mes del año que comienza.
Instituciones culturales señalan que esta práctica se ha adaptado a las costumbres locales, convirtiéndose en uno de los rituales más esperados durante la medianoche del 31 de diciembre, especialmente en reuniones familiares, donde se mezclan creencias, humor y buenos deseos.
