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Día internacional de la muerte perinatal

El 15 de octubre se conmemora el día internacional de la muerte perinatal con el propósito de concienciar sobre lo que significa la pérdida de un bebé durante el embarazo, el periodo neonatal o el primer año de vida, tanto para las mujeres como para sus parejas, familias y entorno cercano.

Las familias que sufren esta pérdida frecuentemente lo hacen en silencio, enfrentadas al tabú que ya de por sí conlleva la muerte en nuestra sociedad, y mucho más aún cuando quien ha fallecido es un bebé.

Se contempla la urgencia de sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de una mayor comprensión y apoyo en relación a todos los tipos de pérdida, con independencia del momento en que ocurren (primeras semanas del embarazo, tercer trimestre o después del parto) y de su naturaleza (interrupción del embarazo por motivos médicos, muerte espontánea intrauterina, complicaciones durante el parto, etc.). 

Pérdida Perinatal se refiere a la muerte se ha producido entre los 6 meses de gestación y los 24 meses de vida. Mientras tanto pérdida gestacional cuando la muerte se ha producido entre las 23 semanas de gestación y los primeros 7 días de vida.

Algunas madres que han vivido este tipo de pérdidas suelen consultar si existe una fecha “adecuada” a partir de la cuál se pueden volver a plantear quedarse embarazadas. No hay una respuesta única a esta pregunta. La mejor opción siempre es consultar con la clínica de ginecología y obstetricia, y evaluar si estamos listas para dar ese paso.

Según los datos reportados por la evidencia disponible, entre el 10 y 20% de los embarazos confirmados acaban antes de la semana 12 de gestación. No se conoce una causa exacta, aunque si la pérdida se da durante las primeras semanas del embarazo suele deberse a anormalidades congénitas del feto.

Respecto al origen de la pérdida es necesario destacar que pasar por situaciones estresantes a lo largo del embarazo o padecer un trastorno psiquiátrico no se asocia con la pérdida perinatal, aunque sí se asocia con un menor estado de salud y bienestar en la madre y en el futuro bebé.

El duelo gestacional sigue siendo un tema tabú, de hecho, es un proceso que tiende a ser invisibilizado que no se ajusta a la realidad social. Es necesario potenciar actuaciones que contribuyan a respetar a los progenitores y a visibilizar las pérdidas gestacionales y perinatales.

El duelo es un proceso normal y si el entorno ignora la muerte de un hijo o el propio duelo, le estará negando poder vivir con normalidad. Incluso cuando una madre o padre no ha llegado a asimilar su maternidad o paternidad o la identidad de su bebé, la comprensión y el apoyo también son necesarios: no significa que duela menos. En cualquier situación, la pérdida de un bebé es un acontecimiento muy importante en la vida de una mujer, pero durante demasiado tiempo ha sido invisibilizado y estigmatizado considerándose como ‘cosas de mujeres’.

El primer paso para un duelo sano es RECONOCERLO, es poder compartirlo, socializarlo, y lamentablemente las pérdidas de bebés sobre todo en el embarazo y en los primeros meses de vida, están signados por la falta de reconocimiento y por la mirada social puesta en la superación, en que «son jóvenes, ya van a venir otros». Esto llena de desolación a la familia que atraviesa esta situación, ya que les toca caminar por el camino del dolor sintiéndose solos, incomprendidos.