Aprender idiomas es algo que para muchos es imprescindible con el objetivo de abrirse nuevas oportunidades laborales o poder viajar sin problemas. Pero más allá de la utilidad práctica, en el día a día también puede ser un buen seguro para nuestro cerebro a largo plazo al actuar como una barrera contra el deterioro cognitivo.
Analizando datos de más de 86.000 personas en 27 países europeos, un estudio publicado en Nature Aging ha puesto cifras a algo que la neurociencia lleva años sospechando durante muchos años: hablar varios idiomas no solo amplía nuestra mente o nos permite ver series en versión original, sino que se mantiene más joven el cerebro.
Un modelo de IA. Detrás del estudio hay un modelo de inteligencia artificial diseñado para estimar la llamada “edad bioconductual”. Esto quiere decir que se va a comparar la edad real que tiene un paciente con la que refleja su organismo con los resultados de su analítica, de cómo funciona su cerebro o si cuenta con diabetes o hipertensión.
Este no es un algoritmo que ha sido creado por el azar, sino que ha sido desarrollado por un consorcio europeo de neurocientíficos y mide esta brecha y clasifica a quienes presentan un envejecimiento más lento o más rápido con una edad biológica mayor. Al aplicar este modelo, los resultados fueron claros: el multilingüismo actúa como un potente factor de protección frente al deterioro asociado al paso del tiempo.
Cuanto más idioma, mejor. Para los investigadores estamos ante un fenómeno que es ‘dosis-dependiente’, y es algo que se ha visto tras quitar diferentes variables como por ejemplo el contexto socioeconómico, los años de educación o los patrones migratorios.
De hecho, el multilingüismo emergió como un factor “de reserva cognitiva” comparable al ejercicio físico regular o a una dieta saludable, ambos considerados pilares de la salud cerebral.
