Netflix acaba de eliminar una de las funciones más básicas, útiles y veteranas de su servicio: la capacidad de enviar contenido (cast) directamente desde el móvil a la mayoría de televisores y dispositivos tipo Chromecast. Lo han hecho además de forma silenciosa, sin comunicados de prensa ni grandes anuncios. Es otra gota que colma un vaso cada vez más terrible.
Qué ha pasado. Netflix ya no admite la transmisión de sus contenidos desde un dispositivo móvil a la inmensa mayoría de TVs o de de dispositivos tipo Android TV. La solución que ofrecen es que busques el mando a distancia de tu TV y navegues por la aplicación nativa de Netflix en ella. Según varios usuarios el cambio se aplicó con cero advertencias alrededor del 10 de noviembre, y Netflix no lo anunció, aunque ha actualizado una de sus páginas de soporte para indicar que esa función ya no está activa.
Es lamentable. Lo más sangrante no es solo la eliminación de la función, sino la letra pequeña que la acompaña en esa página de soporte. Según la nueva normativa, el soporte para esa función de casting queda restringido a los Chromecast de tercera generación (o anteriores) que no venían con mando a distancia pueden seguir recibiendo esa señal. Y solo podrá aprovecharse esa función en los planes sin publicidad: si tienes el plan con anuncios, la función estará bloqueada incluso con ese hardware compatible. Es una jugada que recuerda a la que realizaron en 2019 cuando eliminaron el soporte de AirPlay en 2019 bajo la excusa de “garantizar el estándar de calidad”. Frases corporativas tradicionales que hoy suenan más vacías que nunca.
Una señal de algo más inquietante. Pero no dejemos que un árbol nos impida ver el bosque, porque esto es en realidad otra gota en el vaso colmado de la paciencia de los usuarios. El periodista y escritor Cory Doctorow creó el término “enshittification” (mierdificación) para definir ese fenómeno que estamos viviendo con las plataformas de streaming:
Primero las plataformas son buenas con sus usuarios para captarlos
Luego abusa n de ellos para mejorar el negocio para sus clientes comerciales
Luego abusan de todos para capturar el valor para sí mismas
De mal en peor. Si echamos la vista atrás, usar Netflix en 2018 era objetivamente una experiencia de usuario muy superior a la actual. La interfaz era más limpia, el catálogo no estaba tan fragmentado por guerras de licencias, el cast funcionaba universalmente y atentos: la propia compañía te animaba a compartir tu contraseña en Twitter como acto de amor y de buenismo tecnológico. Compartir era vivir hasta que dejó de serlo y Netflix inició su particular cruzada con las cuentas compartidas. Con la Inquisición hemos topado.
