La muerte de Kit Kat, un gato callejero muy querido en el distrito de Mission en San Francisco, ha desatado una ola de indignación contra Waymo. El felino fue atropellado por un taxi autónomo el pasado 27 de octubre, generando un debate que va mucho más allá de un accidente con un animal. Y es que el pobre Kit Kat no tiene culpa de nada, pero el suceso pone de manifiesto cómo juzgamos de manera muy distinta los errores de las máquinas frente a los de los humanos.
Un doble rasero. Según datos de la localidad, los conductores humanos mataron a 43 personas en San Francisco el año pasado, incluyendo 24 peatones. Tal y como refleja el NYT en su artículo, las autoridades locales estiman que cientos de animales mueren atropellados cada año en la ciudad. Sin embargo, ninguno de esos casos ha generado el nivel de atención mediática, santuarios improvisados o debates políticos que ha provocado la muerte de un único gato a manos de un Waymo.
Reacciones. “¿Waymo? Ni hablar. Me aterrorizan esas cosas”, declaró al New York Times Margarita Lara, una camarera del bar donde se solía pasear el felino. Fuera del mercado Randa’s, donde vivía el animal, se levantó un memorial con flores, fotos y un dibujo del felino con una aureola. “Salva a un gato. ¡No uses Waymo!”, se podía leer en un cartel.
Tal y como asegura el medio, la supervisora municipal Jackie Fielder, que representa al distrito de Mission, presentó una resolución para que los residentes puedan decidir mediante votación si permiten la circulación de coches autónomos en su área. “Un conductor humano puede ser considerado responsable, puede bajarse, pedir perdón”, argumentó Fielder al medio estadounidense.
Cifras. Waymo no niega el incidente. La compañía reconoció que el gato “se lanzó bajo el vehículo cuando este arrancaba” y envió sus condolencias. Sin embargo, la firma defiende sus datos, asegurando que sus vehículos registran un 91% menos de accidentes graves en comparación con conductores humanos que recorren las mismas distancias en las mismas ciudades, según un estudio revisado por pares y publicado en la revista especializada Traffic Injury Prevention.
El alcalde de San Francisco, Daniel Lurie, defendía la tecnología comentando que “Waymo es increíblemente seguro. Es más seguro que tú o yo al volante”, afirmaba en una entrevista.
La paradoja de la innovación tecnológica. Como decíamos al comienzo de este artículo, el suceso ha generado un debate más allá del desafortunado accidente: refleja una tensión fundamental a la hora de adoptar tecnologías disruptivas. Y es que cada fallo de un sistema autónomo recibe cien veces más apaleamiento mediático que cien fallos humanos equivalentes.
