Sin duda es una de las frases que hemos escuchado hasta la saciedad: el estrés hace que se caiga el pelo. Y si esto se produce en otoño, el incremento es mucho mayor. El problema es que la ciencia no había encontrado una correlación clara para poder decir que esto era 100% verídico. Lo que sabíamos era que el estrés elevaba el cortisol y que esto alteraba los ciclos de crecimiento, pero nos faltaba el ‘cómo’. Algo que ya hemos conseguido resolver.
Un camino para los tratamientos. Sin duda en el mundo estético hay una gran demanda por tratamientos que solucionen los problemas de calvicie como son champús, complementos vitamínicos y sin duda la opción del trasplante de folículos pilosos están al orden del día. Es por ello que entender exactamente por qué se cae el pelo en ciertas situaciones puede terminar ayudando a desarrollar un mayor número de medicamentos.
El estudio. La buena noticia que tenemos encima de la mesa llega de un estudio publicado en la revista Cell apoyado en investigaciones previas que han encontrado el eslabón perdido con respecto al estrés y la pérdida de cabello.
A priori se podía pensar que el cortisol, la llamada ‘hormonal del estrés’ podía ser responsable de esta pérdida. Pero la ciencia ha dado un giro de timón al apuntar a una sobrecarga eléctrica del sistema nervioso que literalmente estaría friendo a las células capilares.
El sistema de lucha. Nuestro sistema nervioso tiene dos partes muy claras. Una que llamamos ‘parasimpática’ que es el freno del organismo y que está activa cuando más relajados estamos. Pero, por otro lado, tenemos la ‘simpática’ que se activa en momentos de estrés, para aumentar la frecuencia cardiaca o la tensión.
Es justamente este sistema el que provoca este efecto indeseable, sobre todo porque al activarse produce epinefrina o noradrenalina, que es un potente vasoconstrictor que hace que el músculo tenga más sangre, la tensión aumente o la frecuencia cardiaca se dispare. Y justamente esta es la sustancia que viaja hasta los folículos pilosos, siendo casi como un veneno para las células madre que son las encargadas de regenerar el pelo.
