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Vuelve a la vida la danza de los negritos, patrimonio comunitario de Tlaxcala

Se trata de un baile ancestral, de origen campesino y significado religioso con arraigo en Xalpatlahuaya y zonas aledañas.

La Danza de los Negritos vuelve a escena gracias al trabajo que, durante año y medio, realizó Jorge Carrillo Ortega, originario de El Carmen Xalpatlahuaya, Tlaxcala. Desaparecido por 35 años, se trata de un baile ancestral, de origen campesino y significado religioso con arraigo en Xalpatlahuaya y zonas aledañas, que invoca a la buena lluvia y cosecha, y también se ofrece a la Virgen del Carmen, santa patrona del pueblo.

El maestro de música, quien también repara instrumentos musicales, comenta que al ser violinista, y porque la comunidad le solicitaba interpretar dicha danza, se dedicó a investigar más, un trabajo complicado, ya que no había información escrita y el último violinista que la tocaba había fallecido, por lo que se consideró que la danza se había perdido.

En alianza con otro maestro de violín, Javier Castro, originario de Ocotlán, Tlaxcala, “fuimos con algunas personas que todavía la bailaron, algunos no se acordaban cómo era la canción, pero recordaban los pasos; conocimos a un señor de Galeana, un pueblo aquí cercano, que es de los últimos que la vieron, nos enseñó algunos sones y completamos un poco más la música”, refiere el entrevistado.

Con el beneficio del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC) de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, en 2024, logró el rescate de la danza, se hizo del vestuario y un violín; además recuperó siete sones: La reverenciaLas cuatro vueltasEl zapateadoEl coyotitoLa suerteLa vuelta entera La media vuelta.

Ahora, con el grupo que preside –Rescate Cultural Xalpatlahuaya–, tiene el objetivo de difundir la Danza de los Negritos para que se reconozca, resguarde y preserve en todo Tlaxcala.

Significado y personajes de la danza

La danza representa la siembra y los trabajos de labor y la cosecha en el campo. No existe un número determinado de personas que participen en ella. Se baila de manera individual y no requiere de un escenario, puede ser en un recorrido de una población a otra o en las calles de la localidad cuando llevan una imagen religiosa.

Los pisotones en el suelo representan el matar una serpiente con los pies, con el paso del tiempo se asoció también con el sonido de la lluvia; como parte de la indumentaria, se suman animalitos disecados, que representan a la fauna del campo y, según la creencia, son ellos los que piden la lluvia y dan fertilidad al campo.

A su vez, la vestimenta consta de camisa y calzón de manta, ceñidor rojo, bandas de colores en el pecho colocadas de forma cruzada, huaraches o zapatos negros, y un sombrero con espejos, tiras de colores y adornos florales que representan, de forma respectiva al sol, al arcoíris y la flora del campo.

De personajes, están los negritos y peones, quienes escenifican a los campesinos y esclavos, indígenas, mestizos y africanos que trabajaban el campo; la maringuilla, un hombre vestido de mujer representa a las mamás y esposas que llevan la comida al campo para esposo e hijos. Con la comitiva se presenta al menos un violinista, quien se encarga de interpretar los sones, según lo pida el momento de la presentación.

Tras una primera presentación el pasado mes de julio en el Carmen Xalpatlahuaya, un pequeño pueblo ubicado a las faldas del Cerro del Quimicho, Jorge Carrillo se sintió satisfecho y orgulloso del rescate.

Finalmente, Jorge Carrillo comenta que la información de la danza se preserva en el Carmen Xalpatlahuaya y la enseña a quien guste aprenderla.