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Gobierno debe atender tema de contaminación en los ríos.

La falta de plantas de tratamiento para las aguas residuales, ocasiona grandes desechos de aguas contaminadas que hacen mucho daño al medio ambiente. La mayoría de esas aguas es descargada en los ríos, que posteriormente llega al mar, así también en los suelos a cielo abierto o en el subsuelo, a través de los llamados pozos sépticos y rellenos sanitarios.

Gamaliel Mejía González, biotecnólogo ambiental del Colegio de la Frontera Sur, comentó que, en las últimas décadas se ha venido mostrando preocupación ante los problemas relacionados con la disposición de los efluentes líquidos provenientes del uso doméstico, comercial e industrial de las aguas de abastecimiento.

Tapachula se encuentra entre dos ríos, y desafortunadamente, lejos de beneficiar a la ciudad, se ha convertido en un problema de contaminación porque las casas y comercios vierten sus desechos líquidos en los ríos, ante la falta de plantas de tratamiento de aguas residuales.

La primera prioridad que demanda una ciudad es el suministro del agua, con calidad adecuada y cantidad suficiente y al lograrse este objetivo, surge otro no menos importante que consiste en la adecuada eliminación de las aguas ya utilizadas que se convierten en potenciales vehículos de muchas enfermedades y trastorno del medioambiente.

Las fuentes de agua, han sido incapaces de absorber por sí mismas y neutralizar esta carga contaminante, y por ello estas masas de agua han perdido sus condiciones naturales para sustentar una vida acuática adecuada, que responda al equilibrio ecológico que de ellas se espera para preservar los cuerpos de agua.

Las plantas de tratamiento de aguas residuales deben ser diseñadas, construidas y operadas con el objetivo de convertir el líquido cloacal proveniente del uso de las aguas de abastecimiento, en un efluente final aceptable, y para disponer de los sólidos ofensivos que necesariamente son separados durante el proceso. Esto obliga a satisfacer normas capaces de garantizar la preservación de las aguas tratadas al límite de que su uso posterior no sea descartado.