Tapachula, se ha transformado en un símbolo de la crisis migratoria actual. Ante el endurecimiento de la política migratoria estadounidense, la ciudad dejó de ser un punto de tránsito para convertirse en un lugar de espera forzada. Desde enero de 2025, cuando la Administración Trump cerró la frontera y suspendió programas clave de asilo, miles de migrantes han quedado varados aquí, enfrentando una situación cada vez más precaria.
Los migrantes en Tapachula lidian con largos y complicados procesos burocráticos para obtener documentos que les permitan moverse legalmente por México. Sin acceso a empleo formal ni a servicios básicos como refugio o atención médica, muchos se ven forzados a vivir en condiciones de hacinamiento, lo que agrava su vulnerabilidad. De acuerdo a la coordinación de Médicos Sin Fronteras (MSF) en la región, la ciudad no está preparada para recibir a miles de personas de forma prolongada.
La desesperación llevó a la formación de caravanas migrantes, recientemente, una se formó el 8 de agosto y otras dos el 1 y el 17 de octubre, respectivamente. Esta es una respuesta colectiva a las adversidades. Estas caravanas, que se han reactivado, permiten a los migrantes apoyarse mutuamente mientras intentan avanzar hacia el norte. Sin embargo, muchos enfrentan serias dificultades, desde la venta irregular de boletos de autobús hasta la discriminación en las terminales de transporte.

Estadísticas recientes indican que Tapachula alberga a una cantidad significativa de migrantes, con más de 52,000 solicitudes de asilo registradas en México en 2025, de las cuales un 66% se presentan en Chiapas. A pesar de la presencia de diversos albergues, muchos migrantes optan por rentar habitaciones en colonias periféricas, donde el acceso a servicios básicos es limitado y hay riesgo de violencia.
El acceso a atención médica se ha vuelto crítico. MSF incrementó su presencia en Tapachula, atendiendo más de 11,000 consultas médicas y 2,390 de salud mental entre enero y septiembre de 2025. Este aumento refleja el deterioro de las condiciones de vida y la creciente violencia. La atención se ha adaptado para alcanzar a migrantes en asentamientos informales, donde los problemas de salud son variados, desde infecciones hasta lesiones por violencia.
La salud mental también se ha convertido en una emergencia. La falta de recursos públicos para atención psicológica exacerba el sufrimiento. Con solo un psiquiatra disponible para toda la población de Tapachula, MSF implemento servicios de salud mental para atender casos urgentes y brindar apoyo a quienes enfrentan traumas severos.

The social work and health promotion teams are essential for building connections with the migrant community. MSF teams continuously adapt to the needs of the context to reach those who need us most. In the picture an MSF worker is seen in Huixtla, Chiapas state, during the stop of people who were travelling on a migrant caravan.De acuerdo al documento, la situación en Tapachula es un reflejo de la pausa forzada en la vida de miles de migrantes. La falta de soluciones migratorias efectivas exige una respuesta coordinada y centrada en la dignidad humana.
