Una tragedia ha conmocionado a la comunidad de Atencingo, en el municipio de Chietla, Puebla. Rosa Isela Hernández Rivera, una joven madre de 23 años, fue asesinada de forma brutal dentro de su propia casa.
El principal sospechoso es un menor de tan solo 12 años, quien presuntamente ingresó a la vivienda con intención de robar. Al ser sorprendido por Rosa Isela, la atacó violentamente con un machete. La joven recibió múltiples heridas en cuello, rostro y pecho; una de ellas perforó un pulmón y, aunque fue trasladada con vida a una clínica del IMSS, murió poco después.
Vecinos y familiares aseguran que el menor ya tenía antecedentes de conducta agresiva y robos, pero sus actos nunca fueron atendidos por las autoridades.
La Fiscalía de Puebla investiga el caso como feminicidio. Sin embargo, por la edad del implicado, el proceso se lleva bajo el sistema de justicia para adolescentes, lo que podría limitar las sanciones.
Este crimen reabre el debate sobre la violencia juvenil, la prevención y la falta de respuestas efectivas ante señales de riesgo. Rosa Isela deja en la orfandad a tres hijas y una comunidad que exige justicia.