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Cordura, pausa y el bien común: José María Rodríguez, SJ, habla de ‘La sociedad furiosa’

● Para el padre jesuita y teólogo, la sociedad afronta un mosaico de grandes retos sociales, culturales y científicos, en los que el diálogo y el criterio propio se ven desvanecidos por la ira.
Peleas en redes sociales. Guerra. Confrontaciones directas y violentas. Crímenes de odio y criminalización de las diferencias. Estos esbozos de la furia en la sociedad son cada vez más frecuentes y alarmantes en la cotidianidad. Ante ello, la IBERO Puebla recibió al jesuita, escritor, sociólogo y teólogo José María Rodríguez Olaizola, SJ, quien buscó desentramar las razones detrás de La sociedad furiosa. Una mirada al mundo contemporáneo y a la necesidad de recuperar la calma.
José Cervantes Sánchez, director general del Medio Universitario de la Universidad Jesuita, dio la bienvenida al espacio de reflexión y escucha, donde destacó la relevancia del invitado por su presencia en los ámbitos de comunicación y evangelización digital, así como por la profundidad de su obra escrita. En ella, “combina un acercamiento muy propio entre la mirada a la sociedad con sus dinámicas compartidas por tantos con la espiritualidad y la fe”.
Por su parte, Felipe Espinosa Torres, SJ, padre jesuita, continuó la introducción agradeciendo la acogida de la comunidad poblana. Recordó que la visita forma parte de una gira nacional desde el norte de la República y hasta la ciudad de Guadalajara. Subrayó también el papel de Buena Prensa, “que ha puesto los medios para que lo vean”, y celebró la oportunidad de difundir el trabajo del jesuita a través de las plataformas universitarias.
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““Vivimos en una sociedad donde se debate mucho, pero se dialoga muy poco”: José María Rodríguez, SJ
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Rodríguez Olaizola, SJ inició su ponencia expresando su alegría por compartir un espacio de reflexión. “Las conferencias son también un diálogo silencioso”, explicó, subrayando que las reacciones del público forman parte esencial del intercambio. Desde esta perspectiva, presentó su mirada sobre las dinámicas sociales contemporáneas, marcadas por tensiones globales y locales.
El jesuita situó el origen de esta creciente crispación social en procesos que se han intensificado en los últimos 15 o 20 años. Reconoció la influencia de fenómenos políticos, la irrupción de las redes sociales y el impacto estructural de la pandemia. “Desde luego, el COVID tuvo buena parte de configurar miedos y respuestas a veces demasiado furibundas”, afirmó, apuntando al surgimiento de un clima generalizado de desequilibrio y dificultad para el diálogo.
Para abordar este panorama, propuso describir la sociedad actual como un mosaico compuesto por diversos matices, con 10 miradas que permiten comprender las tensiones que vivimos. Insistió en la importancia de identificar estas piezas para reconocer los retos que enfrentan instituciones como las universidades, especialmente aquellas comprometidas con la formación crítica y el discernimiento.
Entre estos fenómenos, el primer elemento que analizó fue el auge del populismo como estilo global de hacer política. “El populismo es una manera de hacer política hoy, donde la generalización ha sustituido al matiz”, dijo. A través de ejemplos del contexto español, mostró cómo los discursos polarizantes reducen la complejidad social a bandos irreconciliables.
Rodríguez Olaizola cuestionó la narrativa pública que magnifica posiciones radicales mientras invisibiliza al “gran centro”, esa mayoría que busca matices, pero carece de espacios para expresarlos sin exponerse a ataques. Explicó que “el diálogo cotiza a la baja” porque, aunque se habla constantemente de su importancia, en realidad predomina el debate entendido como confrontación y no como encuentro.
El conferencista señaló que estos factores constituyen el terreno fértil donde prosperan los populismos contemporáneos. “Los líderes populistas hablan en nombre del pueblo, pero claro, como un engaño”, sostuvo, enfatizando que esta lógica divide a la ciudadanía entre quienes son considerados “pueblo” y quienes quedan excluidos bajo etiquetas despectivas.
Ante esto, el experto analizó la necesidad de referentes en un tiempo marcado por la fugacidad. Explicó cómo la sociedad actual enfrenta dificultad para generar modelos que inspiren vidas de compromiso, hondura y autenticidad.
Entre los últimos ejes, el autor identificó la cultura de la cancelación como una de las “piedras” más preocupantes para la convivencia democrática. Explicó que esta cultura se sostiene en el miedo a escuchar lo que incomoda, en la sustitución de la razón por la emoción como criterio de verdad y en un maniqueísmo que divide el mundo entre “buenos” y “malos”. Frente a ello, afirmó, es indispensable defender la libertad de expresión dentro de los límites que marca la ley, y no desde la susceptibilidad individual.
En su análisis final, Rodríguez Olaizola invitó a leer críticamente estas dinámicas y a reconocer la responsabilidad colectiva de reconstruir espacios de encuentro. Su llamado a recuperar la calma y resistir la crispación resonó con la Comunidad Universitaria, que encontró en su “mosaico” una herramienta para comprender y afrontar los desafíos éticos, sociales y políticos que configuran el mundo actual.