Paloma Arellano, de 14 años, soñaba con operarse para tener un cuerpo más voluptuoso, pero nunca imaginó que su decisión, respaldada por su madre, terminaría con su vida.
El 12 de septiembre ingresó a cirugía con el doctor Víctor Manuel Rosales, quien además fue identificado como pareja sentimental de su madre. La operación incluía implante mamario y lipoescultura abdominal. Aunque la cirugía aparentemente transcurrió sin problemas, días después Paloma falleció debido a complicaciones.
El padre denunció que desconocía que se iba a realizar dicho procedimiento, ya que la madre de Paloma le habría ocultado la verdad, diciéndole que llevaría a la menor a unas cabañas porque estaba enferma de COVID-19. Días más tarde, la madre volvió a comunicarse para informar que Paloma se encontraba grave. Cuando el padre llegó al hospital, su hija se encontraba muy mal y muy pronto falleció.
Tras su muerte, el padre pidió un momento a solas con su hija y se percató de que Paloma había sido intervenida quirúrgicamente. Al confirmar el hecho, expresó su sospecha de posible negligencia médica y acudió a la Fiscalía. La autoridad correspondiente ya investiga tanto al personal médico que realizó la cirugía como a la madre, quien ocultó y apoyó el procedimiento.
En 2024, se realizaron 286 mil 690 procedimientos estéticos en menores. Aunque estas intervenciones no son ilegales, por ley requieren la autorización de los padres. Sin embargo, especialistas coinciden en que es poco ético realizarlas, dado que el cuerpo de los adolescentes aún está en desarrollo.
“Pero finalmente, si están en este proceso de la adolescencia, pues hay que entender que corporalmente hay muchos cambios, entonces no están todavía en este cuerpo definido, por así decirlo. O sea, hay que tener esa conciencia, ¿no? Y a lo mejor decir, “Bueno, vamos a esperar como más adelante está tu cuerpo y ya decidimos que sucede ahí”, comentó Blanca Gil, psicóloga.
Por ello, la especialista en salud mental recomienda que los adolescentes que estén considerando someterse a una cirugía lo hagan siempre acompañados de un proceso psicológico. Esto permite comprender la raíz de la motivación y reflexionar sobre las posibles consecuencias, asegurando que la decisión sea consciente y responsable.
“Yo sugeriría que, en este tipo de cirugías estéticas, siempre se valore la opinión de un psicólogo, que nos ayude a entender cómo estamos, qué ocurre durante la adolescencia y cuál es el estado de la salud emocional, brindando el acompañamiento necesario. Esto permite tomar decisiones mucho más reflexivas y fundamentadas. Creo que puede ser de gran ayuda también reconocer que existen diferentes escenarios y que pueden surgir complicaciones. La idea es que todo se haga de manera consciente y acompañada, y no como resultado de ansiedad, frustración o enojo constante”, agregó Gil.
La especialista reiteró que es fundamental reflexionar cuidadosamente antes de tomar cualquier decisión sobre procedimientos quirúrgicos en la adolescencia, ya que muchas veces las inseguridades son pasajeras y forman parte del desarrollo propio de esta etapa.
Ante este escenario, destacó la importancia del acompañamiento y la orientación de los padres, quienes juegan un papel clave en la toma de decisiones responsables durante la adolescencia.