La tarde del 27 de septiembre, Iztapalapa fue el epicentro de una fuerte tromba que dejó a su paso calles anegadas, viviendas bajo el agua y colonias enteras con afectaciones. La intensidad de la lluvia fue tal que el semáforo de riesgo cambió al nivel púrpura, el más alto en la escala de emergencias.
Vecinos reportaron que en algunas zonas el agua alcanzó hasta un metro de altura, lo que paralizó la movilidad, afectó planteles escolares y obligó a suspender el servicio de la Línea A del Metro en varios tramos. Elementos de Protección Civil y cuadrillas de limpieza se desplegaron de inmediato para desazolvar coladeras y apoyar a las familias damnificadas.
La jefa de Gobierno, Clara Brugada, acudió a colonias como Santa María Aztahuacán para coordinar la atención y poner en marcha un censo de daños. Asimismo, se anunciaron medidas emergentes para agilizar la recuperación y evitar que nuevas lluvias agraven la situación en esta demarcación, una de las más golpeadas por fenómenos climáticos en la Ciudad de México.