Con la llegada de la temporada invernal, las enfermedades respiratorias tienden a multiplicarse, afectando tanto a niños como a adultos. La prevención comienza con acciones sencillas: abrigarse adecuadamente, evitar cambios bruscos de temperatura y mantener una buena higiene de manos. El uso de cubrebocas en espacios cerrados o con aglomeraciones también ayuda a reducir contagios, especialmente cuando hay tos o estornudos cerca.
Además, fortalecer el sistema inmunológico es clave para enfrentar los fríos sin complicaciones. Una alimentación rica en frutas y verduras, dormir lo suficiente y mantenerse bien hidratado ayudan al cuerpo a defenderse mejor. También se recomienda ventilar los espacios por unos minutos al día, incluso si hace frío, para renovar el aire y reducir la presencia de virus.
Si aparecen síntomas como fiebre, tos o dolor de garganta, lo mejor es acudir al médico y evitar la automedicación. Quedarse en casa y reposar no solo acelera la recuperación, sino que también evita contagiar a otros. Con precaución, cuidado y responsabilidad, esta temporada puede disfrutarse sin poner en riesgo la salud.
