En pleno desarrollo del proceso electoral bajo Sistemas Normativos Indígenas, la Secretaría de Gobierno (Sego) reveló un dato que vuelve a encender las alarmas en materia de igualdad: únicamente 28 mujeres fueron electas en los casi 400 municipios que se rigen por esta forma de elección comunitaria. La cifra, que no alcanza ni el 10% del total, confirma que la brecha para acceder a cargos de autoridad continúa siendo profunda en gran parte del territorio oaxaqueño.
Pese a este escenario desigual, la dependencia destacó un descenso notable en la violencia política de género registrada durante 2024. De acuerdo con sus reportes, sólo se abrieron 13 carpetas de investigación relacionadas con este delito, un número significativamente menor al de años anteriores. Funcionarios atribuyeron esta disminución al trabajo coordinado entre instituciones y a la aplicación de protocolos preventivos en distintos municipios.
Sin embargo, la reducción de denuncias no alcanza para maquillar las resistencias que aún imperan. La propia Sego reconoce que persisten prácticas machistas arraigadas que frenan la participación de las mujeres y limitan su presencia en espacios de decisión, especialmente en comunidades donde la tradición se impone sobre los marcos normativos de paridad.
Mientras el estado presume avances y esfuerzos institucionales, los números exhiben una deuda histórica que sigue sin saldarse: en Oaxaca, las mujeres continúan enfrentando barreras para ejercer plenamente sus derechos políticos. El reto, coinciden especialistas y organizaciones, no sólo es garantizar que puedan votar y ser votadas, sino transformar los espacios comunitarios para que su voz tenga un lugar real en el poder local.
