Durante un recorrido público en el Centro Histórico de la capital, un hombre aparentemente ebrio se acercó a la presidenta mientras saludaba a ciudadanos, la tocó y trató de besarla. El video del suceso se viralizó y generó indignación ciudadana por la vulnerabilidad de las mujeres, incluso en cargos de alta responsabilidad. 
Además de revivir el debate sobre la violencia de género y la protección en espacios públicos, el hecho puso en evidencia falencias en el esquema de seguridad presidencial. Organizaciones feministas señalaron que el incidente es parte de un patrón de normalización del acoso contra mujeres en México.
