En el marco del tradicional “Tercer Lunes de Panteón” celebrado en la agencia de San Juan Chapultepec, familias compartieron el significado personal y colectivo que representa mantener viva esta costumbre que invita a recordar, honrar y no olvidar a quienes ya no están.
A lo largo del día, el panteón se convirtió en un espacio de convivencia donde grupos familiares se reunieron alrededor de las tumbas con comida típica, bebidas y música. Entre flores y veladoras, el ambiente se llenó de sonidos que evocaban distintas épocas y memorias: desde mariachis y tríos contratados especialmente para la ocasión, hasta bocinas con las canciones favoritas de los difuntos.
Para muchas personas, esta celebración no solo es un acto religioso o cultural, sino una forma de continuar dialogando con sus seres queridos. “Venir cada año es como platicar con mi mamá, es sentir que no se ha ido del todo”, expresó una de las asistentes, quien destacó que estas tradiciones fortalecen los lazos entre generaciones y mantienen viva la historia familiar.
Otras familias coincidieron en que estas visitas permiten transmitir a niñas, niños y jóvenes el valor del recuerdo y del respeto hacia quienes forman parte de su identidad. Entre anécdotas, risas y momentos de nostalgia, compartieron que continuar con esta costumbre es una manera de agradecer la vida y el legado de quienes ya partieron.
La presencia de música, comida y compañía convirtió el camposanto en un espacio donde la tristeza se entrelazó con el cariño. Muchos asistentes relataron recuerdos de infancia, historias familiares y pasajes que, año con año, encuentran un espacio para revivir en esta fecha especial.
Así, el “Tercer Lunes de Panteón” reafirmó una vez más su importancia como una celebración profundamente arraigada en San Juan Chapultepec, donde recordar se convierte en un acto de amor, y convivir con quienes ya no están sigue siendo un puente entre pasado y presente.
