Durante la apertura de la 80ª Asamblea General de la ONU, António Guterres lanzó un mensaje firme a los líderes mundiales: la polarización está alcanzando niveles peligrosos y amenaza con fracturar aún más a la comunidad internacional. El secretario general advirtió que las divisiones ya no solo se reflejan entre países, sino también en el interior de las sociedades, debilitando la confianza ciudadana y poniendo en riesgo la cooperación global en un momento crítico.
Guterres señaló que factores como la desigualdad, la impunidad y la indiferencia han profundizado estas grietas, alimentando un ambiente donde prevalece la confrontación sobre el diálogo. Advirtió que el planeta enfrenta un escenario en el que algunos prefieren la ley del más fuerte y el aislamiento, dejando de lado el multilateralismo y las alianzas necesarias para enfrentar crisis comunes como el cambio climático, los conflictos armados y las emergencias humanitarias.
Frente a este panorama, el secretario general pidió a los jefes de Estado apostar por la cooperación y el respeto al derecho internacional, en lugar de caer en la arbitrariedad y el divisionismo. Con su discurso, Guterres buscó encender una alerta, pero también trazar una ruta: tender puentes en lugar de levantar muros, fortalecer las instituciones internacionales y devolver la esperanza de que un mundo más unido aún es posible.