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CUERPOS EN RIESGO EL AUMENTO DE CIRUGÍAS PLÁSTICAS EN MENORES

La cirugía estética en menores de edad ha comenzado a ganar terreno en México y el mundo. Aunque en ciertos casos puede justificarse por razones médicas o malformaciones, cada vez más adolescentes buscan procedimientos con fines meramente estéticos, influenciados por redes sociales y estándares de belleza que promueven la “imagen perfecta”. Según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS), los procedimientos estéticos crecieron más de 19 % a nivel global en 2021, y México se mantiene entre los tres países con mayor número de operaciones.

El reciente caso de Paloma Nicole, una joven de 14 años que falleció tras someterse a un aumento de busto y liposucción en Durango, puso en evidencia la falta de regulación en el país. Actualmente no existe una edad mínima establecida por ley para acceder a estas cirugías; lo único que se exige es el consentimiento de padres o tutores y que los procedimientos se realicen en clínicas autorizadas por Cofepris. Esta ausencia de normas claras genera un terreno de riesgo donde los menores, aún en desarrollo físico y emocional, pueden sufrir secuelas graves o incluso mortales.

La pregunta que surge es inevitable: ¿dónde están los padres en estas decisiones? En muchos casos, terminan cediendo ante la presión de sus hijos, el deseo de complacerlos o la influencia de un entorno social que normaliza la cirugía como solución rápida a la inseguridad. El problema se agrava cuando las clínicas promueven paquetes accesibles y minimizan los riesgos. Así, sin regulación estricta ni información suficiente, los adolescentes quedan expuestos a operaciones que comprometen no solo su salud física, sino también su bienestar psicológico a largo plazo.