Este 15 de noviembre se recordó en todo el mundo el Día Mundial sin Alcohol, una fecha impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para poner sobre la mesa un tema que preocupa cada vez más a autoridades sanitarias: el consumo temprano y excesivo de bebidas alcohólicas, especialmente entre adolescentes y jóvenes.
La jornada busca generar reflexión y responsabilidad entre la población, pero pone especial énfasis en quienes se encuentran en etapas críticas de desarrollo. De acuerdo con datos del Centro de Ayuda al Alcohólico y sus Familiares (CAAF), adscrito al Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, el 63 por ciento de las personas identificadas como consumidoras de alcohol en un reciente estudio tienen entre 12 y 24 años, una cifra que alerta sobre la normalización del consumo en edades cada vez más tempranas.
Especialistas del sector salud advierten que beber en exceso no solo incrementa el riesgo de adicción y dependencia, sino que también se relaciona con aumento de la presión arterial, daños cerebrales y la posibilidad de desarrollar diversos tipos de cáncer. A ello se suman las consecuencias sociales, que afectan la convivencia, la seguridad y el bienestar de las comunidades.
En este marco, instituciones de salud reiteraron la importancia de promover información clara y accesible para que niñas, niños, adolescentes y adultos comprendan los riesgos, así como la necesidad de construir espacios familiares y comunitarios que acompañen a quienes enfrentan problemas relacionados con el alcohol.
