Los astrónomos acaban de presenciar un espectáculo cósmico sin precedentes: un destello tan intenso como 10 mil millones de soles brillando al unísono. La colosal explosión de luz proviene de un agujero negro supermasivo ubicado a unos 10 mil millones de años luz de la Tierra, y se ha convertido oficialmente en la mayor llamarada jamás registrada en torno a uno de estos misteriosos monstruos del universo.
Los investigadores creen que la impresionante llamarada se debe a una estrella gigantesca —entre 30 y 200 veces más masiva que el Sol—, que está siendo despedazada y devorada lentamente por el agujero negro.
Cuando la materia estelar cruza el llamado horizonte de sucesos, el punto de no retorno, la energía liberada alcanza niveles descomunales, generando un resplandor visible incluso a miles de millones de años luz de distancia. “Es como ver una vela arder al borde del abismo del espacio-tiempo”, explican los autores del estudio.
El agujero negro protagonista posee una masa de 300 millones de soles, y su poder gravitatorio es tan extremo que los científicos pueden observar el evento “en cámara lenta” gracias a la dilatación temporal cosmológica, un efecto causado por la expansión del universo.
La llamarada fue detectada por primera vez en 2018 y, aunque su brillo comienza a desvanecerse a medida que la estrella desaparece, sigue ofreciendo una ventana única para estudiar cómo los agujeros negros consumen materia y liberan energía.
Este hallazgo no solo marca un nuevo récord de luminosidad, sino que también acerca a los científicos a descifrar uno de los mayores enigmas del universo: cómo se forman y evolucionan los agujeros negros supermasivos que habitan en el corazón de la mayoría de las galaxias, incluida la nuestra.
