Durante décadas, miles de cavidades excavadas en la ladera de una montaña en el valle de Pisco, en el sur de Perú, desconcertaron a arqueólogos y alimentaron toda clase de teorías: desde que eran tumbas preincaicas hasta supuestos vestigios de rituales o incluso pistas de aterrizaje para extraterrestres. Ahora, una nueva investigación publicada por arqueólogos internacionales asegura haber encontrado la explicación más sólida hasta la fecha.
Según informó CNN, el sitio conocido como Monte Sierpe —popularmente llamado “Band of Holes”— habría funcionado como un centro de intercambio y registro de bienes, una especie de mercado organizado y sistema contable utilizado por sociedades preincas y, más tarde, por la administración inca.
Un rompecabezas visible solo desde el aire
El enigma nació por la propia escala del sitio: más de 5.000 agujeros, alineados en secciones largas y estrechas que serpentean por la pendiente durante más de un kilómetro y medio.
A simple vista, desde tierra, el patrón es difícil de apreciar, pero las imágenes captadas con drones y mapeo aéreo de alta resolución permitieron identificar que los agujeros siguen una organización sorprendentemente regular.
Los investigadores concluyeron que esa disposición no era aleatoria ni ritual: correspondía a un sistema pensado para ordenar mercancías, separar lotes y registrar contribuciones, tal como señalaron los expertos consultados por CNN.
El hallazgo clave: restos de maíz y materiales vegetales
El equipo analizó sedimentos extraídos de algunos agujeros y encontró trazas de maíz y otros restos vegetales. Estas evidencias sugieren que los hoyos funcionaron como espacios de almacenamiento temporal para productos agrícolas, probablemente durante intercambios o como parte del cobro de tributos.
La hipótesis indica que sociedades del litoral, los Andes y la costa interior podían acudir al sitio para dejar o recoger bienes, convirtiendo la banda en una especie de centro logístico prehispánico.
Un sistema que evolucionó con el Imperio Inca
La investigación detalla que el sitio pudo tener dos etapas:
• Periodo preincaico: usado como mercado y espacio de trueque regional.
• Periodo incaico: adaptado como centro administrativo, posiblemente controlado mediante un sistema de registro similar a los quipus, donde cada segmento de agujeros funcionaba como una unidad contable.
Esta versatilidad habría permitido gestionar grandes volúmenes de recursos y mantener un control preciso sobre la producción local.
Adiós a las teorías extravagantes
Los investigadores subrayan que el estudio desmonta las hipótesis más llamativas que circularon durante años —incluidas las de origen extraterrestre— y coloca la “banda de agujeros” en el contexto histórico adecuado: el de sociedades altamente organizadas, con capacidad para planificar infraestructura a gran escala.
La evidencia, explican, apunta a que Monte Sierpe no era un santuario ni un cementerio, sino un centro económico monumental, único en su tipo en los Andes.
Un hito para la arqueología andina
Con este hallazgo, el sitio deja de ser un rompecabezas sin respuesta para convertirse en una ventana privilegiada al funcionamiento económico de las civilizaciones precolombinas.
En palabras de los investigadores, la banda de agujeros es “un diseño pensado para la logística”, no un misterio sobrenatural.
El enigma, al fin, parece resuelto. Si quedan preguntas pendientes, ya no son del terreno del mito, sino del de la ciencia.
