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Nuevos eventos de “El Niño” podrán predecirse con 18 meses

Una nueva herramienta desarrollada en la Universidad de Hawai permitirá pronosticar los eventos climáticos de El Niño-Oscilación del Sur con hasta 18 meses de anticipación.

El Niño-Oscilación del Sur es un patrón climático que consiste en la oscilación de los parámetros meteorológicos del Pacífico ecuatorial cada cierto número de años. Es una de las fuentes más importantes de variabilidad climática anual en todo el mundo.

“Hemos desarrollado un nuevo modelo conceptual, el llamado modelo de oscilador de recarga no lineal extendido, que mejora significativamente la capacidad de predicción de eventos ENSO con más de un año de anticipación, mejor que los modelos climáticos globales y comparable a los pronósticos de inteligencia artificial más hábiles”, dijo en un comunicado Sen Zhao, autor principal del estudio.

“Nuestro modelo incorpora de manera efectiva la física fundamental de ENSO y las interacciones de ENSO con otros patrones climáticos en los océanos globales que varían de una estación a otra”.

Los científicos han estado trabajando durante décadas para mejorar las predicciones de ENSO dados sus impactos ambientales y socioeconómicos globales. Los modelos de pronóstico operativo tradicionales han tenido dificultades para predecir con éxito ENSO con plazos de entrega superiores a un año.

Los avances recientes en IA han ampliado estos límites, logrando predicciones precisas con hasta 16 a 18 meses de anticipación. Sin embargo, la naturaleza de “caja negra” de los modelos de IA ha impedido la atribución de esta precisión a procesos físicos específicos. No poder explicar la fuente de la previsibilidad en los modelos de IA da como resultado una baja confianza en que estas predicciones sean exitosas para eventos futuros a medida que la Tierra continúa calentándose.

“Para mejorar las predicciones del ENSO, los modelos climáticos deben capturar correctamente la física clave del ENSO y, además, varios aspectos compuestos de otros patrones climáticos en los océanos globales”, dijo Malte Stuecker, profesor adjunto de oceanografía en Escuela de Ciencias y Tecnología Oceánicas y Terrestre y coautor del estudio.