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La ONU lanza una alerta: la crisis climática ya es la mayor amenaza para la paz mundial

La presidenta de la Asamblea General de Naciones Unidas, Annalena Baerbock, lanzó una advertencia contundente desde las conversaciones climáticas de la ONU en Brasil: la crisis climática no solo destruye ecosistemas, también está desestabilizando países enteros y alimentando conflictos.

En una entrevista con The Associated Press, Baerbock aseguró que quienes piden centrarse en la paz y la seguridad internacional están ignorando el origen de gran parte de la inestabilidad actual.

“La crisis climática es la mayor amenaza para la seguridad del siglo XXI”, afirmó.

Baerbock describió cómo fenómenos como sequías prolongadas, olas de calor y eventos extremos están afectando regiones vulnerables como Chad, Siria e Irak. Allí, cuando los cultivos se secan, la población enfrenta escasez de alimentos y agua.

Eso obliga a las comunidades a migrar, competir por recursos o incluso enfrentarse entre sí, creando un ciclo de inestabilidad cada vez más difícil de romper.

“Si no detenemos la crisis climática, se alimentará el hambre y la pobreza”, explicó. “Eso provocará desplazamientos y más crisis, que a menudo desembocan en conflicto”.

Para Baerbock, combatir el calentamiento global es también “el mejor seguro de seguridad” del que dispone la humanidad.

La líder de la Asamblea General insistió en que la acción climática no solo previene conflictos, sino que puede crear alianzas inesperadas. Recordó el caso de países de Asia Central que, pese a tensiones históricas, lograron acuerdos de gestión del agua que se convirtieron en motores de cooperación pacífica.

Pero, al mismo tiempo, advirtió que los desastres climáticos pueden borrar años de avances en cuestión de horas. Mencionó el reciente huracán Melissa en el Caribe y los dos tifones que azotaron Filipinas, ejemplos de cómo un solo evento puede devastar infraestructuras, economías y vidas humanas.

Por eso, Baerbock defendió que la ayuda climática de los países ricos hacia los más vulnerables “no es caridad”, sino una inversión directa en estabilidad global.

Baerbock celebró también la reciente decisión de la Corte Internacional de Justicia, que instó a los países a tomar medidas reales para limitar el calentamiento global. Recordó que la iniciativa nació de jóvenes de pequeñas naciones insulares, a quienes muchos subestimaron.

Ahora, esos Estados planean llevar la decisión a la Asamblea General de la ONU, donde —a diferencia del Consejo de Seguridad— las decisiones se toman por mayoría, sin posibilidad de veto.

La presidenta insistió en que serán los 193 Estados miembros quienes decidan si respaldan una resolución que dé más fuerza al fallo de la corte.

Según Baerbock, la mayoría ya ha pedido acelerar la transición hacia un mundo post-fósil, no solo para frenar el cambio climático, sino porque es la mejor apuesta para la seguridad global.