El rugido del tigre —uno de los símbolos más poderosos de la vida salvaje— se está apagando. Un nuevo informe de la red de monitoreo TRAFFIC revela que el comercio ilegal de tigres está creciendo más rápido que los esfuerzos por detenerlo, dejando a esta especie al borde del colapso.
Según los datos recopilados, las autoridades del mundo incautan en promedio nueve tigres al mes, ya sean vivos o muertos. Es una señal alarmante: detrás de cada confiscación hay un animal cazado, traficado o destinado a un mercado ilegal que sigue expandiéndose.
Una caída histórica en la población de tigres
Hace un siglo había cerca de 100 mil tigres en estado salvaje. Hoy, apenas quedan entre 3.700 y 5.500. Y el tráfico no hace más que acelerar su desaparición.
TRAFFIC advierte que las redes criminales evolucionan con mayor rapidez que las acciones de conservación, y que las mafias están cambiando su enfoque: cada vez trafican más tigres completos, no solo partes como pieles o huesos.
Este giro podría estar relacionado con criaderos en cautiverio que alimentan el comercio ilegal, un auge en la demanda de animales exóticos como mascotas o un incremento en la taxidermia.
Un problema que se extiende por todo el mundo
Entre 2000 y mediados de 2025 se registraron 2.551 incautaciones, que equivalen al menos a 3.808 tigres. Solo desde 2020 se han confiscado 573 tigres, y 2019 sigue siendo el peor año reciente, con 141 casos registrados.
Los países con tigres salvajes —como India, China, Indonesia y Vietnam— encabezan la lista de incautaciones. Pero el tráfico no conoce fronteras: México, Estados Unidos y Reino Unido también reportan un número considerable de casos, incluso sin tener poblaciones de tigres en libertad.
“La demanda no solo persiste, sino que se fortalece”, advierte Ramacandra Wong, analista de TRAFFIC. Según el informe, la proporción de partes individuales de tigre incautadas cayó del 90% en los años 2000 al 60% desde 2020, mientras que las incautaciones de animales enteros han aumentado de manera dramática.
Rutas críticas y otras especies en riesgo
El reporte también identifica zonas donde el tráfico es especialmente intenso: las reservas de India y Bangladesh, la región de Aceh en Indonesia, la frontera entre Vietnam y Laos y grandes ciudades vietnamitas como Hanoi y Ho Chi Minh.
Y el problema no se limita a los tigres. Una de cada cinco incautaciones incluye a otras especies amenazadas como leopardos, osos y pangolines, lo que revela que las mismas redes criminales están explotando múltiples animales en peligro.
La demanda varía según el país:
• En México y EE.UU. predominan los tigres vivos como mascotas.
• En Europa, se buscan derivados para medicina tradicional o piezas de taxidermia.
• En Asia, casi todo tiene mercado: pieles, huesos, garras y animales enteros.
“Estamos ante la posibilidad real de un mundo sin tigres salvajes”
Organizaciones como el World Wildlife Fund piden reforzar urgentemente la cooperación internacional y perseguir el crimen organizado detrás de estas redes. Señalan que muchas granjas de cría en cautiverio son parte del problema, no de la solución.
“El comercio ilegal sigue siendo la mayor amenaza inmediata”, advirtió Leigh Henry, experta del WWF. Si no se actúa ahora, el destino del tigre —una especie clave para el equilibrio de los ecosistemas— podría definirse en las próximas décadas.
