En 2025, México supera los 133 millones de habitantes, según datos del INEGI y la CONAPO. Sin embargo, el crecimiento poblacional muestra una clara desaceleración: la tasa apenas alcanza el 0.7% anual, lo que significa que nacen menos bebés y la población joven domina el rango de 12 a 29 años.
Durante este año, se calcula que 2 millones 19 mil mexicanos llegarán al mundo, una cifra menor frente a los 1.96 millones en 2022, 1.82 en 2023 y 1.67 millones en 2024. La tendencia confirma una reducción sostenida de la natalidad, lo que ha encendido el debate sobre el futuro demográfico del país.
Especialistas explican que para mantener el equilibrio poblacional se requiere una tasa de fecundidad de 2.1 hijos por pareja. En México, ese promedio ya es menor, lo que podría generar un desequilibrio en las próximas décadas: más adultos mayores y menos personas en edad laboral.
Las razones de esta baja son múltiples: el alto costo de vida, la falta de vivienda, la incertidumbre económica, la preocupación por el cambio climático y el empoderamiento femenino, que ha permitido que más mujeres estudien, trabajen y pospongan la maternidad. Además, el acceso a métodos anticonceptivos y la planificación familiar son cada vez más comunes.
En cuanto a los estados, Chiapas lidera en nacimientos con un promedio de 2.8 hijos por mujer, seguido de Guerrero, Oaxaca, Nayarit y Durango. En contraste, la Ciudad de México tiene la cifra más baja, con solo 1.5 hijos por familia, similar a los niveles de Europa.
Expertos advierten que el planeta atraviesa una “nueva era demográfica”: para 2050 podrían registrarse más muertes que nacimientos, un fenómeno que ya comienza a reflejarse en México y que obliga a repensar las políticas públicas, la economía y el futuro del trabajo en una nación que, poco a poco, está dejando de crecer.
