Desde las casas funcionalistas construidas por Juan O’Gorman hasta los objetos que revelan la vida cotidiana y las obsesiones del muralista Diego Rivera, el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo (MCEDRyFK), recinto del INBAL, revela el mundo íntimo del artista a través de una selección de piezas representativas de su vida y obra.
Con una colección conformada por objetos personales, documentos, obra plástica y gráfica, “la colección del museo puede ser abordada desde dos vertientes: la vida doméstica del muralista, pero también su mundo artístico y estético, porque el recinto resguarda objetos y obras que lo acompañaron todo el tiempo, algunos de los cuales aparecen en su producción y otros que sirvieron como inspiración”, explicó Mariano Meza Marroquín, subdirector del recinto.
Destacó que, a diferencia de otros museos de la Red de Museos del INBAL, el conjunto arquitectónico que conforma este espacio expositivo es parte fundamental de su acervo: “Diego Rivera encargó estas casas-estudio al artista y arquitecto Juan O’Gorman. Además de ser los primeros edificios funcionalistas de México, fue el primer inmueble que adquirió y estuvo pensado para él y Frida Kahlo, el cual comenzó a habitar en 1934”.
Agregó que cada edificio puede observarse e interpretarse como una escultura, a través de las cuales el público puede comprender el modernismo arquitectónico de principios del siglo pasado. Además de ser la vivienda del artista, su estudio fue frecuentado por intelectuales, pintores, políticos y actores, algunos de los cuales no solo apreciaban su producción, sino que también posaban para ser retratados.
Retrato de Dolores del Río (1938) es un óleo emblemático del recinto “porque la actriz es retratada con ropa tradicional mexicana, cuando todavía trabajaba en Hollywood; es un atuendo que le prestó Frida Kahlo, de quien también fue amiga”.
Retrato de Lupe Marín (1923) es un dibujo preparatorio que representa a la segunda esposa del muralista: “Muestra la fascinación de Rivera por la belleza y los rasgos de Marín, a quien inmortalizó en obras de caballete y murales. El artista realizó varios estudios en los que analizó sus rasgos y características, plasmó su melancolía a través de una mirada que se pierde en el horizonte y destacó sus manos grandes, colocándolas en lugares estratégicos para que fungieran como foco de sus composiciones”.
Corrida de toros (ca.1924), es un óleo sobre madera que a Rivera le fascinaba y que evidencia su interés por los artistas vanguardistas: “A lo largo de su vida le compró diversas piezas a Nahui Olin. Ella fue quizá la artista más vanguardista de su época, quien no buscó representar la realidad. Con una teoría del color buscó hacer tangibles los recuerdos, y este cuadro es una escena representada a partir de una vista aérea, novedosa para la época, que refleja su interés por temas relacionados con la ciencia y la óptica”.
Sillón tubular (ca. 1932) es una pieza que perteneció a Frida Kahlo y forma parte del mobiliario que ambos artistas adquirieron para su casa de avenida Insurgentes, proveniente del Estudio Evolución, cuyo diseño estaba basado en la escuela Bauhaus: “Son muebles que llegaron a estas casas-estudio en 1935, cuando Frida se mudó. Lo interesante es que nos permiten ver cómo Frida vivía la modernidad y cómo, en su espacio íntimo, convivían piezas de arte popular, arte prehispánico y diseño de vanguardia”.
Rivera fue un apasionado del arte prehispánico, lo cual se refleja en Figurilla hueca masculina sentada (s. VI-X), proveniente del occidente de México: “En sus obras siempre vamos a encontrar arte arqueológico o reminiscencias a estas esculturas, por ejemplo, en rostros”, recordó.
El MCEDRyFK se encuentra en la calle Diego Rivera, Col. San Ángel Inn, Alcaldía Álvaro Obregón, Ciudad de México. Abierto de martes a domingo de 10 a 17:30 horas.
