Sobre la avenida Central, entre calle Central y 1ª Poniente, se encuentra Allenberg, un vendedor ambulante que, con figuras artesanales de alacranes, arañitas y flores, se gana la vida cada día. Originario de Cinta¬lapa, recorre distintos municipios como Comitán, San Cristóbal, Berriozábal y Tuxtla Gutiérrez, para buscar un ingreso digno.
El diagnóstico de cáncer llegó hace cuatro años. Desde entonces, Allenberg lucha no solo contra la enfermedad, sino también contra las dificultades económicas. Las ganancias diarias de su venta rara vez superan los 200 pesos, y en muchas ocasiones apenas alcanzan para comer.
Los tratamientos para su enfermedad están fuera de su alcance, así como las quimioterapias que necesita. Sin acceso a ellos, Allenberg se aferra a seguir adelante con lo poco que tiene.
Pese a las limitaciones, Allenberg no pierde la fe. Su prioridad es que sus hijos puedan estudiar y tener una vida mejor. Su única misión, es poder apoyar a su familia con lo que le resta de vida y pese a la enfermedad, él continúa trabajando con esperanza y valor para que a su familia no le haga falta nada.