El arte indígena en México enfrenta numerosos desafíos, a pesar de la riqueza cultural y la diversidad de expresiones artísticas, las comunidades a menudo se enfrentan a la marginación y la falta de reconocimiento en el ámbito cultural dominante. La artista tsotsil Maruch Sántiz, originaria de Chiapas, ha logrado abrirse paso ante las adversidades y en los años noventa fue reconocida, dentro del ámbito artístico mexicano, como la “revelación indígena de fin de siglo”.
Ella es una figura de prestigio internacional, conocida por su trabajo como fotógrafa, escritora, actriz, y tejedora. Su arte se centra en documentar y reivindicar la cosmovisión y simbología tsotsil, utilizando un lenguaje estético minimalista. Sus proyectos abarcan mitos y creencias, herbolaria medicinal, gastronomía, y vestimenta tradicional, entre otros aspectos culturales. Su trabajo ha sido expuesto en múltiples galerías en México y en el extranjero, incluyendo Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, España, Holanda, Suiza, Islandia, y Taiwán. Entre los desafíos que ha tenido que enfrentar como mujer indígena, se encuentra el rechazo y expulsión de su comunidad original, obligándola a construir una nueva vida en Las Piedrecitas, cerca de San Cristóbal de las Casas. Esta localidad no solo está aislada, sino que también enfrenta un clima de violencia que complica aún más su situación.