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Las tarántulas o “velludas” son las guardianas silenciosas del ecosistema

Con la llegada de la temporada de lluvias, no es raro que habitantes de zonas rurales o suburbanas reporten la presencia de tarántulas (también conocidas como “velludas”) en sus hogares o espacios cercanos. Aunque su apariencia puede causar temor, especialistas aclaran que estos arácnidos no representan un peligro para los humanos y que su aparición se debe, principalmente, a la búsqueda de refugio ante la inundación de sus madrigueras.

Las tarántulas mexicanas que suelen encontrarse en diversas regiones del país no son venenosas ni representan un riesgo toxicológico, aseguran expertos. Su mordedura, aunque dolorosa en algunos casos, no es mortal ni de relevancia médica, desmintiendo así muchos de los mitos que rodean a esta especie.

Más allá de su aspecto intimidante, las tarántulas cumplen una función ecológica de gran importancia. Son controladores biológicos naturales, ya que se alimentan de crías de roedores, pequeñas aves, lagartijas e incluso pequeñas serpientes. Gracias a esta dieta, ayudan a mantener a raya a muchas especies que podrían convertirse en plagas.

Estos arácnidos también tienen un ciclo de vida notablemente largo: pueden vivir hasta 20 años en libertad y hasta 40 en condiciones controladas. Las hembras son particularmente longevas, mientras que los machos, tras alcanzar la madurez sexual y reproducirse, suelen morir poco tiempo después.

Ante el incremento de avistamientos, los especialistas hacen un llamado a la ciudadanía: no matar a las tarántulas. En lugar de ello, recomiendan liberarlas en espacios abiertos donde puedan continuar con su vida sin peligro.