Durante la temporada decembrina, las hojuelas y los buñuelos se consolidan como elementos representativos de la Navidad, al unir la tradición culinaria con el sentido religioso de estas fechas. Se dice que en la religión las hojuelas representan los pañales de niño Dios.
La hojuela, elaborada a base de masa frita en manteca y cubierta generalmente con azúcar, simboliza abundancia y celebración, además de estar asociada a reuniones familiares y festividades religiosas, donde compartir alimentos representa unión y gratitud. Por su parte, el buñuelo, hecho de pasta frita en aceite, complementa la oferta tradicional y se ha vuelto igualmente esperado en las mesas navideñas.
La temporada alta para la venta de estos productos abarca de noviembre a enero, con mayor intensidad en los días previos a la Nochebuena, cuando la producción puede alcanzar hasta mil piezas diarias para atender la demanda.
Con una producción total que puede llegar a las diez mil piezas por temporada, estos negocios buscan cumplir las expectativas de los clientes y preservar una tradición que, más allá de lo comercial, forma parte de la identidad y el espíritu navideño.
